Dirigir una evaluación del rendimiento con un empleado que, en general, tiene un buen desempeño puede parecer una tarea relativamente sencilla.
Sin embargo, es importante que esa reunión esté bien estructurada y sea productiva y útil para el empleado.
Por lo tanto, como gerente o empleador, le corresponde a usted asegurarse de que las evaluaciones del rendimiento que realiza son tan eficaces y valiosas como sea posible.
A continuación le ofrecemos seis consejos sobre cómo llevar a cabo una evaluación del rendimiento eficaz.
Prepárese Odiamos decir lo que es obvio, pero está claro que durante unas tasaciones del rendimiento, usted valorará el rendimiento de un empleado. Sin embargo, el mero hecho de conocer este hecho no es suficiente preparación. La falta de tiempo de preparación tampoco pasa desapercibida, ya que una investigación reveló que uno de cada diez empleados considera que su jefe no está bien preparado para su evaluación del rendimiento.
Para estar preparado es necesario establecer un propósito para la reunión de evaluación por encima de discutir el rendimiento.
Para ello, debes revisar las notas de evaluación de las últimas evaluaciones del empleado, ¿hay algún patrón en cuanto a los retos a los que se enfrenta? ¿Podría ser un área potencial de desarrollo si las tácticas que se han puesto en marcha no se han resuelto en el tiempo transcurrido desde esas evaluaciones anteriores? Si es así, comunicar esto al empleado y acordar acciones podría ser el objetivo de la evaluación.
Crear una agenda conjuntaUna vez que haya preparado y establecido el propósito de la reunión, es una buena idea crear un orden del día para la evaluación. Al igual que en cualquier otra reunión, el orden del día ayudará a orientar la dirección del debate y servirá de ayuda para garantizar que se cubra todo lo que se pretende.
Una vez que hayas recopilado el tuyo, envíalo al empleado e invítale a añadir cualquier punto adicional que quiera discutir. Una revisión del rendimiento no es una conversación unidireccional, y es muy posible que un empleado acuda a la evaluación con su propio propósito, pidiendo un aumento de sueldo, por ejemplo, así que es importante dejarle tiempo para que cumpla el suyo.
Asimismo, el hecho de que cada uno comparta su agenda permite a ambos prepararse mejor para el debate. Por ejemplo, saber que tu empleado quiere hablar de su sueldo antes de la evaluación te da la oportunidad de recordar cuándo fue la última vez que recibió una revisión salarial, en lugar de verte sorprendido por la pregunta cuando surja.